domingo, 29 de marzo de 2009

Tortitas de harina de maíz



Las harinas de maíz dan mucho juego: las hay con distintas moliendas que permiten infinidad de usos, desde las arepas venezolanas y colombianas hasta la polenta italiana, como ingrediente de panificación o repostería y hasta para empanar frituras.
Estas tortitas no las hice con la harina más fina (tipo P.A.N., más frecuente en América) sino con la más gruesita que es típica de Italia. Con la más fina salen más tortitas y más finas, con la gruesa salen más gorditas y con la superficie más crujiente.
Atención: no confundas la harina de maíz, que es amarilla y granulada, con la fécula de maíz o maicena, que es un polvo impalpable blanco.



Mezcla en un bol:

250 g de harina de maíz
50 g de harina de trigo
600 ml de agua
3 cucharadas de aceite
1/2 cucharadita de cilantro molido
sal si se desea

Tapa el bol y deja dos horas en reposo.

Después, cocina las tortitas como si fueran crepes normales:


· Calienta un poco de aceite en una sartén antiadherente, remueve bien la masa y echa un cacillo en la sartén.
· Gira la sartén (o usa un utensilio específico) para que la masa cubra todo el fondo en una capa uniforme.
· Deja que se dore bien por abajo, dale la vuelta y dora del otro lado.
· A medida que se van haciendo, guarda las tortitas en el horno caliente porque si se enfrían se ablandan.


   

Atención: estas tortitas son bastante frágiles, no intentes despegarlas o darles la vuelta antes de tiempo porque se te romperán. Cuando la superficie inferior se compacta y se dora, la tortita se suelta fácilmente. En todo caso, ayúdate con una espátula o da un golpe seco en el costado de la sartén con la mano envuelta en un paño de cocina. Si se te rompe alguna, piensa que de todos modos se te iba a romper en la boca aunque te hubiese salido entera.


Esta vez las acompañé con aguacates (ya sé que me repito con este fruto, pero soy del "club del aguacate" que preside Ben) y una ensalada de tomate fresco, tomate verde en conserva, cebolleta (incluido el tallo), aceitunas verdes y zeste (tiritas de piel) de limón, aliñada con zumo de limón y aceite. Si te apetece, puedes añadir un poco de cilantro picado.




El tomate verde en conserva es una suerte de encurtido de origen rumano que conseguí en Alcampo. No es para tomarlo solo, pero como ingrediente pone un toque muy interesante. El envase trae un montón de tomates y cuesta poco más de 4 euros.



Libro recomendado: Nueva cocina vegetariana, de Ingrid Früchtel