¡Oh, las chimeneas!
¡Oh, manos! ¿Qué hacíais cuando erais manos de niños pequeños?…
manos estranguladoras
¿había muerto vuestra madre, vuestra esposa, vuestro hijo?…
¿sólo podíais sostener la muerte en las manos, en las manos estranguladoras?
¡Oh ladrones de legítimas horas de muerte!
de los últimos suspiros, ladrones de párpados: «buenas noches»
¡Oh las chimeneas sobre las moradas de la muerte!,
ingeniosamente ideadas, cuando el cuerpo de Israel se iba,
deshecho en humo, por el aire…
¡oh, las chimeneas!...
caminos de libertad para el polvo de Jeremías y Job…
Nelly Sachs
Poema descubierto en Liarte
Imagen tributo de admiración a Raoul Wallenberg