domingo, 18 de julio de 2010

Tabulé al limón con la mejor agua del planeta




Consuma la mejor agua del planeta, dice Erwin Möller refiriéndose a los jugos vegetales. Agua pura, blanda y sabrosa, resultado de innumerables transformaciones físicas, químicas y biológicas para darnos alimento, placer y alivio.

Esta receta la vi en La prova del cuoco, un programa de la televisión italiana que os he comentado varias veces. El cuscús se hidrata solamente con el agua que sueltan las verduras, y veréis qué diferencia, los granos quedan consistentes y deliciosos porque absorben el sabor de los vegetales. Y el limón, que al principio dudé si poner tanta cantidad, le da un toque de frescura y de acidez que juega muy bien con las frutas dulces. Os lo recomiendo con entusiasmo.

Buscamos unas verduras que contengan mucha agua, en este caso dos tomates redondos grandes, un pepino, medio pimiento rojo y un pimiento verde tipo italiano. Pelamos el pepino, limpiamos los pimientos, cortamos todo en cuadrados pequeños y lo ponemos en una ensaladera grande. Añadimos unas rodajitas de puerro, dos dientes de ajo triturados (¡fantástico el triturador de ajos de Ikea!), el zumo de uno o dos limones según tamaño y la piel de uno rallada o picada (a mí me gusta cortada en tiras y picada gruesita con el cuchillo). Y un buen puñado de las frutas desecadas que prefiráis (uvas pasas, bayas de goji, dátiles picados).

Esta vez le ponemos sal para ayudar a que las verduras suelten sus jugos (yo usé un condimento hecho con sal y tomate en polvo comprado en Gombo, por eso los granitos quedaron rojizos) y si queréis un toquecito de pimienta o de Ras el Hanout, pero poco poco.

Añadimos una taza de cuscús precocinado, removemos y dejamos tapado en la nevera para que las verduritas hagan lo suyo. Lo ideal es prepararlo después de almorzar para la cena, y no olvidarse de remover varias veces para que todos los granos se hidraten por igual. Al principio os parecerá imposible que se ablanden pero al rato ya veréis que empiezan a cambiar.

Justo antes de servir, le echamos un buen chorro de aceite de oliva y unas cuantas hojas de menta fresca troceadas con las manos.

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Pero... si no tenéis paciencia para esperar o ganas de cortar verduras, hay una solución más rápida:

 Os vais a un distribuidor automático,



marcáis el código del tabulé y ponéis las monedas,


dejáis que el bicho mecánico obedezca...




et voilà!