Una delicia muy fácil de hacer
y un modo de aprovechar las ciruelas menos dulces
La idea era rescatar unas ciruelas demasiado ácidas que habíamos comprado en oferta. Como todos sabemos, las ofertas a veces salen mal... y el mal a veces viene por bien. A ver si os gusta.
Cocer las ciruelas y hacer la gelatina
- Poner en un cazo 20 ciruelas pequeñas, rojas y ácidas en una sola capa. Cubrir con agua y añadir 2 cucharadas de tronquitos de regaliz y 1 cucharada de azúcar (o 2 cucharadas de azúcar si no utilizáis el regaliz).
- Cocer a fuego muy bajo durante pocos minutos para que no se deshagan. Para entonces el jugo estará rojo y brillante.
- Escurrir y probar el jarabe, tiene que estar dulzón y muy ácido (si las ciruelas no eran muy ácidas, echar un poco de zumo de limón).
- Medir 350 ml de jarabe y ponerlo otra vez al fuego con 2 cucharadas de agar-agar. Calentar hasta que el agar se disuelva por completo y verter en un recipiente amplio y de fondo llano, previamente humedecido. Refrigerar hasta que se solidifique.
Emplatado
- Partir uno o dos aguacates en mitades y quitarles la pulpa entera con una cuchara. Retirar el hueso y condimentar con sal marina especiada.
- Poner una ciruela cocida en el hueco de cada aguacate y espolvorearla con una pizca de azúcar.
- Servir con ensalada verde, discos de gelatina sacados con un cortapastas, trocitos de ciruelas desecadas y tiras finas de piel de limón.
- Rociar con aceite de oliva suave y con un poco del jarabe de ciruelas sobrante.
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Para hacer un plato completo, añadir una ensalada de lentejas aliñada con vinagre de Pedro Ximénez u otro vinagre dulce. Y una buena rebanada de pan.