miércoles, 27 de enero de 2010

Pomelo chino (¿lima gigante?)



En las fruterías se está comenzando a ver esta maravilla: se llama pomelo chino, mide casi como una botella de agua de medio litro, pesa alrededor de 1,5 kg y cuesta el mismo número en euros. Y es una delicia que no querréis dejar de comer.




El sabor es muy parecido al de la lima... que no... que no me refiero al limón verde sino a la lima fruto del limero...  
Pero mejor lo leéis en este ameno artículo de Alberto Gómez Font donde también habla de plátanos y bananas (dos temas, las limas y los plátanos, con los cuales tenemos que lidiar los sudamericanos trasplantados).


La lima (del limero) es más seca que los cítricos habituales y tiene un sabor equilibrado entre el dulce y el amargo, muy suave e invitante. Pocas personas la conocen, al menos en Argentina, un poco por desinterés y otro poco porque se cultiva cada vez menos (la pescadilla que se muerde la cola). Pero, por suerte, ahora tenemos el pomelo chino.



No os digo más, solamente que va con todo. Eso, si llega al plato antes que os lo comáis con la mano (sí, con la mano porque se le van quitando trozos de pulpa como a un bizcocho y no chorrea).


Una experiencia gustativa diferente y una invitación a combinarlo con mucha fantasía.

¡Espero que me contéis cómo lo habéis empleado, que esto promete!

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Comentario de Milena, autora de Déjame CocinArte:

En lo personal lo probé en Vietnam, así tal cual, desgajado y arrancando todas sus celditas de esa telilla que las aprisiona, es una delicia y es con lo que la mayoría de los vietnamitas se mantiene durante el día hasta llegar a la hora de las comidas, también lo usan en ensaladas, aunque como te digo casi siempre lo van comiendo por las calles como un tentempié, a veces untado en sal con chile molido, una costumbre que aplican a casi todas las frutas.

He hecho la prueba con estos pomelos y con mangos, los serví con sal Maldon y guindilla triturada aparte para que cada uno los condimentara a su gusto. Es un entrante diferente, fresco y sabroso. ¡Tenéis que probarlo!



¡Gracias, Milena!