miércoles, 20 de enero de 2010

Calabaza con maíz

Adaptación muy libre de un plato típico sudamericano: 
la humita en zapallo


- Zapallo es el nombre que se da a la calabaza en Sudamérica y deriva de sapallu, que es como los quechuas han llamado desde siempre a esta hortaliza.
- La humita es un antiguo guiso de maíz con cebolla, tomate y pimiento, al cual se le solía añadir también leche o queso.
La humita en zapallo es uno de esos platos que se recuerdan para siempre, una gloria para todos los sentidos, comenzando por la vista. Os cuento más o menos cómo se hace:
Se coge una calabaza redonda y bien grande, se le quita la tapa con el cabito, se vacía y se asa al horno, la calabaza destapada y la tapa al lado. Después se rellena la cavidad con la humita, se le pone la tapa y se deja otro poco en el horno suave para que los sabores se vayan amigando.
Se lleva a la mesa entera, imponente, encerrando un tesoro que nadie ve pero todos intuyen. Se sirve insertando una cuchara grande entre la pulpa y la cáscara de la calabaza para que a todos les toque un trozo de verdura y una porción de relleno.
He buscado fotos en Internet para mostraros cómo luce pero se ve que ya no quedan valientes en las pampas, solo he encontrado unos potajes de maíz y calabaza que se aferran pretenciosos al nombre pero no guardan nada de aquella suntuosidad original. Sic transit gloria mundi.

Vamos entonces al plato de hoy, que es rico, sano y fácil.

Coge una calabaza pequeña, mejor redonda. Ábrela, quítale las simientes, trocéala y ponla en el horno caliente sin pelar y muy bien condimentada (sal sin exagerar, ajo en polvo, pimienta, nuez moscada, canela, coriandro molido, ya sabes, el tipo de especias "calientes" que van bien con la calabaza). Y un chorrito de aceite.

Aparte, rehoga una cebolla y añádele una lata de tomates pelados (picados en trozos grandes) y una de maíz desgranado. También esto condiméntalo bien porque son ingredientes dulces y no es cuestión de que el plato sepa a mermelada. Yo le puse mucho pimentón, bastante orégano, guindilla triturada y un chorrito de salsa de soja. Cuando esté casi listo, añádele medio pimiento verde largo troceado (no lo saltees con la cebolla para que se mantenga fresco y brillante), después un chorro de leche de soja y un espesante (por ejemplo Maicena instantánea) para ligar.

Por último solo queda juntar las dos cosas, encender el brillo de los ojos y agradecer a la Pacha Mama estos regalos maravillosos que nos hace a manos llenas.