Adaptación muy libre de un plato típico sudamericano:
la humita en zapallo
la humita en zapallo
- Zapallo es el nombre que se da a la calabaza en Sudamérica y deriva de sapallu, que es como los quechuas han llamado desde siempre a esta hortaliza.
- La humita es un antiguo guiso de maíz con cebolla, tomate y pimiento, al cual se le solía añadir también leche o queso.
La humita en zapallo es uno de esos platos que se recuerdan para siempre, una gloria para todos los sentidos, comenzando por la vista. Os cuento más o menos cómo se hace:
Se coge una calabaza redonda y bien grande, se le quita la tapa con el cabito, se vacía y se asa al horno, la calabaza destapada y la tapa al lado. Después se rellena la cavidad con la humita, se le pone la tapa y se deja otro poco en el horno suave para que los sabores se vayan amigando.
Se lleva a la mesa entera, imponente, encerrando un tesoro que nadie ve pero todos intuyen. Se sirve insertando una cuchara grande entre la pulpa y la cáscara de la calabaza para que a todos les toque un trozo de verdura y una porción de relleno.He buscado fotos en Internet para mostraros cómo luce pero se ve que ya no quedan valientes en las pampas, solo he encontrado unos potajes de maíz y calabaza que se aferran pretenciosos al nombre pero no guardan nada de aquella suntuosidad original. Sic transit gloria mundi.
Vamos entonces al plato de hoy, que es rico, sano y fácil.
Coge una calabaza pequeña, mejor redonda. Ábrela, quítale las simientes, trocéala y ponla en el horno caliente sin pelar y muy bien condimentada (sal sin exagerar, ajo en polvo, pimienta, nuez moscada, canela, coriandro molido, ya sabes, el tipo de especias "calientes" que van bien con la calabaza). Y un chorrito de aceite.
Aparte, rehoga una cebolla y añádele una lata de tomates pelados (picados en trozos grandes) y una de maíz desgranado. También esto condiméntalo bien porque son ingredientes dulces y no es cuestión de que el plato sepa a mermelada. Yo le puse mucho pimentón, bastante orégano, guindilla triturada y un chorrito de salsa de soja. Cuando esté casi listo, añádele medio pimiento verde largo troceado (no lo saltees con la cebolla para que se mantenga fresco y brillante), después un chorro de leche de soja y un espesante (por ejemplo Maicena instantánea) para ligar.
Por último solo queda juntar las dos cosas, encender el brillo de los ojos y agradecer a la Pacha Mama estos regalos maravillosos que nos hace a manos llenas.