¿Cuántos sabores quedarán por descubrir?
Este plato lleva hojas del árbol del clavo, que no tienen un sabor exquisito sino varios sabores exquisitos: a clavo, a nuez moscada, a pimienta rosa y seguramente a algo más que se me escapa. Vienen secas y tienen unas formas de lo más caprichosas, por ejemplo ese "cráneo de ave picuda" que está en el centro de la foto. Si últimamente no te has pasado por Indonesia para comprar las hojas, usa una mezcla de las tres especias que "llevan dentro".
Receta para 2-3 raciones
- Corta media cebolla en tiritas finas (plumas) y rehógalas suavemente en una sartén grande con 1 cucharada de margarina vegana y 2 cucharadas de aceite de sabor neutro (coco, girasol). Es preferible no utilizar el de oliva para que no cubra el sabor de las hojas.
- Corta las florecitas de un brócoli y dales una vuelta rápida de batidora. Esta operación la hacemos porque los trozos pequeños se mezclarán mejor con los espaguetis.
- Pon el brócoli en la sartén y cocínalo solamente unos segundos.
- Añade a la sartén: sal, pimienta, un buen puñado de hojas de clavo y media cucharadita de jengibre seco.
- Mientras tanto, cuece 180 g de espaguetis veganos en agua con sal y un buen pellizco de cúrcuma.
La cúrcuma en agua tiñe mucho y deja la pasta de un color amarillo intenso
- Cuando la pasta esté un poquito menos hecha que al dente, escúrrela (no tires el agua de cocción) y ponla en la sartén.
- Añade a la sartén una taza del agua de cocción, o la necesaria para cubrir los espaguetis hasta la mitad. Sube el fuego y cocina sin dejar de remover de abajo hacia arriba, hasta que la pasta esté hecha (te puede hacer falta un poquito más de agua de cocción).
La pasta larga tiende a quedar separada de la salsa. Con este método se mezcla gracias al almidón que contiene el agua de cocción; los sabores se unen y el plato queda más sabroso.
- Sirve enseguida y disfruta como si fuera la última vez, que en mi caso probablemente lo haya sido.