Estamos en tiempo de remolachas frescas y hay que aprovechar para tomarlas crudas,
a ver si te gusta esta ensalada que acabamos de comer.
· Primero pela las remolachas y rállalas bien finitas, con guantes si no quieres que te detengan por sospecha de homicidio. Y aquí viene el toque diferente: alíñalas con sal (si quieres), vinagre de manzanas, aceite de oliva, semillas de anís (del común, no estrellado) y jengibre en polvo.
· Después pela una naranja a sangre, o sea sin hollejos. Hazlo encima de una ensaladera para recoger el zumo que caiga, y al final estruja el abanico de hollejo para sacarle el resto.
· Por último corta las hojas de la remolacha, lavadas, secas y sin la nervadura central. Esta vez no las cortes con cuchillo de plástico sino con uno de metal bien afilado para hacer tiritas finas. Échalas en la ensaladera que tiene el zumo de naranja y termina de aliñar con vinagre y aceite de oliva.
· Sírvelo todo junto y cuéntame qué te ha parecido, ¡que a mí me ha encantado y me interesa tu opinión!