Cocinar sin sal también es posible
Estamos en plan de desintoxicación, así que por unos días os pondré a dieta también a vosotros. Éste es un plato casi sin sal y con muy poco aceite pero aun así muy sabroso.
Para la salsa de garbanzos:
· Pica una cebolla y tuéstala en una sartén antiahderente en un chorritín de aceite.
· Añádele 200 g de garbanzos cocidos en casa sin sal, o comprados y desalados en varias aguas.
· Remueve un momento los garbanzos con la cebolla y añade 1 taza grande de agua caliente y una pastilla de caldo sin sal.
· Mientras hierven, aplasta los garbanzos con un tenedor en la misma sartén hasta que no quede ninguno entero (quedarán trocitos).
· Retira la mitad de la salsa, pásala por la batidora y échala otra vez a la sartén.
· Condimenta con 1 cucharadita de cominos en polvo (el comino va muy bien con los garbanzos y además... ayuda), 1 chorrito o dos de vinagre de Módena y media cucharadita de ras el hanout o pimienta negra al gusto. También puedes añadir uvas pasas.
Mientras tanto pon a hervir el arroz (mejor basmati), calienta una plancha y asa las berenjenas en rodajas.
Sirve las berenjenas cubiertas con la salsa de garbanzos y espolvoreadas con granillo de almendras, una ensalada de tomate y ajos, y el arroz blanco aliñado con un chorrito de aceite de oliva y semillas de comino para jugar con los dos sabores de esta especia.
¡Y no te olvides de beber agua durante el día!