domingo, 25 de enero de 2009

Aceitunas de Nocellara del Belice


Esta entrada tendría que estar entre los Platos transviscerales (del estómago al corazón) que ponía en El Cronosferio, pero lo menos que puedo ofrecer a estas maravillas -con la mayor humildad- es un blog dedicado a la comida.

Después de una vida probando aceitunas de distintos tipos, ya no esperaba que alguna me sorprendiera de este modo. Empezando por el color, un verde más umbrío que el habitual, y por ese brillo que delata un curado sapiente y cuidadoso. Pero el deslumbramiento viene con el sabor, profundo y con una clara nota de aguacate. Únicas, irrepetibles y, como alguien comenta en Internet, adictivas. Para colmo de bienesmales, la pulpa es escasa y cada una deja con ganas de más. Lo dicho, adictivas.

Se consiguen en el valle siciliano del Belice y, seguramente, en tiendas de delikatessen de gran parte del mundo. En Barcelona se pueden degustar en Le Cucine Mandarosso, un templo del sabor y el saber italianos situado a pasos del Palau de la Música. Nunca como ingrediente (sería un ultraje) pero sí, por ejemplo, como corazón del ya famoso Spritz de Jonay que sirven en el aperimusic de los domingos.

Otra buena noticia: Pietro, el propietario-cocinero-espíritu de Le Cucine, vende algunos productos a sus clientes. El requisito (hacerse clientes) es un placer.

--------------