La harina de garbanzo es una fuente de maravillas. Si aún no lo has hecho, te animo a probarla y a experimentar sin miedo porque da para todo. Mientras tanto, a ver qué te parece esta calabaza rebozada.
Tienes que utilizar una calabaza de cuello largo y piel fina: pélala y córtale el cuello en ocho rodajas de 1,5 cm de grosor.
Para la masa de rebozar necesitarás:
- 3 cucharadas de harina de garbanzo
- 2 cucharadas de pan rallado
- 2 cucharadas de semillas de sésamo
- 1 cucharadita de cúrcuma
- 120 ml de cerveza bien fría
- Pon la harina de garbanzo en un bol y vierte la cerveza poco a poco, sin parar de remover con unas varillas, hasta obtener una crema ligera y sin grumos. Incorpora los demás ingredientes y remueve bien. La masa tiene que quedar más consistente que la de témpura para que cubra bien la calabaza.
- Pasa las rodajas de calabaza por la masa, cubriéndolas bien de ambos lados, y fríelas en aceite no demasiado caliente hasta que la calabaza se cocine y tenga una costra dorada.
La sorpresa: fríe el sobrante de masa por cucharadas hasta que se doren bien. Quedan unas tortitas tan ricas que la próxima vez quizás no utilices la calabaza.
- Escurre todo sobre papel absorbente y, si lo deseas, echa una lluvia fina de sal desde lo alto para que se reparta bien.
Arriba, en el centro, las tortitas - Sirve la calabaza con ensalada y, si lo tienes, con un buen chatni.