"...ese sabor agridulce que tiene tu boca
sabor que provoca, sabor que enloquece
de amor tropical"
sabor que provoca, sabor que enloquece
de amor tropical"
El tamarindo nunca llega con las manos vacías, trae evocaciones de paisajes, canciones y momentos vividos o soñados. Y también una explosión de sabores que raya en lo emocional. Agridulce, mejor dicho fuertemente ácido con un dulzor pasional que invita a más. Y tan versátil que solo es cuestión de comprarlo y empezar a sacarle jugo.
Lo primero, saber cómo lo vamos a utilizar para decidir en qué forma comprarlo. Porque también es versátil en su presentación.
En las grandes superficies y cada vez en más fruterías, se lo consigue en su forma original: unas vainas duras, marrones, que contienen las semillas rodeadas de la pulpa. Duran mucho y cuestan cada vez menos.
Pero lo más práctico es comprar la pulpa prensada y sin semillas en alguna tienda de productos latinos, africanos o indios/paquistaníes. No os recomiendo las pastas blandas, que llevan agua y tienen un sabor desagradable, y tampoco el concentrado (que viene en botellines y se usa por cucharaditas) sino la pasta natural prensada, envasada al vacío en plástico y bien dura al apretarla.
AROY-D es la mejor marca que he probado
Tan dura que cuesta cortarla con un cuchillo
Ahora hablemos del jugo
El jugo de tamarindo no suele faltar en las cocinas indias porque es un delicioso equivalente del vinagre.
- Para prepararlo, ponemos en un recipiente un trozo de pulpa natural o prensada dura, lo cubrimos con agua bien caliente y dejamos que se ablande, aplastándolo de vez en cuando con un tenedor.
- Cuando vemos que el agua está oscura y espesa, y quedan solo fibras de pulpa sueltas, lo pasamos por un colador apretando con el dorso de una cuchara para que suelte toda la crema (rasca también la crema que queda en la parte de abajo del colador). Y listo el jugo para empezar a jugar.
- La consistencia depende del uso que le daremos. Más fluido para ensaladas en reemplazo del vinagre, más denso para recetas como la que pongo abajo. Lo mejor es disolverlo en el agua justa y después diluirlo según necesidad.
- El jugo así preparado se conserva hasta dos semanas en el frigorífico, en un recipiente cerrado. Y la pulpa que queda en el colador se puede añadir a guisos, ensaladas o batidos de frutas.
Y vamos a la receta
Primer paso, y el más importante: ¡darle al play y cantar!
- Pela patatas, córtalas en rodajas gruesas y cuécelas en agua con sal y un chorrito de aceite. Escúrrelas en su punto y rocíalas con abundante aceite.
- Ponlas en la fuente de servicio con cebolla picada, rodajitas de guindilla vasca (ají verde picante en vinagre), pimienta de Cayena para los valientes y hojas de cilantro. El acompañamiento es variable pero la guindilla vasca y el cilantro son obligatorios.
En versión aperitivo con patatitas envasadas
Fuente: Cocina india vegetariana, de Sumana Ray