Un nuevo deslumbramiento: el pan lavash o pan fino armenio. Lo conocía solamente de los libros pero ahora se consigue en los supermercados. Es un pariente de la tortilla mexicana, sólo que rectangular, más delgado y muy delicado de textura y de sabor.
Hay que humedecerlo para que quede flexible, y después se puede calentar en el micro, en la sartén o en el horno convencional.
En este caso, después de humedecer cada rectángulo, unté la mitad de cada hoja con un batido de judías rojas (alubias, porotos, frijoles) y tomate frito, arriba puse verduras crudas cortadas en juliana y unas tiras de queo vegano tipo Venus de Divina Teresa, enrollé y horneé diez minutos a temperatura moderada para que se fundiera el queso y las verduras se calentaran sin llegar a cocinarse.
El pan quedó sequito, frágil y crujiente, en una combinación exquisita con el sabor fresco de las verduras y la cremosidad del queso fundido.
También puedes cortar las láminas de pan con la forma deseada y hornearlas unos minutos para obtener las crackers más ricas del mundo.