Un plato fácil y entretenido por el contraste de sabores
- Rehogar cuatro endibias pequeñas enteras en una sartén grande con aceite de oliva, dándoles la vuelta hasta dorarlas suavemente por todos los lados.
- Mientras tanto, con las endibias apartadas a un lado y mientras se continúa rehogándolas, echar en la misma sartén una cebolla mediana picada y una manzana golden pelada y cortada en cubitos. Continuar la cocción hasta que se ablanden.
- Añadir un tomate picado muy menudo, un puñado de guisantes (arvejas) congelados, un chorrito de vinagre balsámico y el agua caliente necesaria para que quede cubra las endibias hasta la mitad. Condimentar con sal, pimienta y eneldo.
- Mezclar todo, tapar la sartén parcialmente y dejar a fuego bajo hasta que las endibias estén tiernas pero no deshechas (darles la vuelta a mitad de la cocción).
- Añadir una cucharada de nata vegetal (optativo), remover, calentar unos segundos y servir.
En la versión familiar, acompañar con las verduras tal como están para descubrir y mezclar los sabores.
Para una presentación más cuidada, batir el fondo de verduras, aligerarlo con leche vegetal si es necesario, ponerlo en el fondo del plato con las endibias arriba y llamarlo Endibias en crema de verduras.
Las endibias crudas suelen ser bastante amargas pero con la cocción les queda solamente un regusto, sobre todo en la base, que esta vez no la quitamos para conservar la forma y el sabor. El dulzor de los guisantes, de la manzana y del vinagre balsámico con el ácido del mismo vinagre y del tomate hacen un contrapunto con ese amargo que le da más interés al plato. La nata lo suaviza aún más y le da consistencia a la salsa.