Tumbando mitos: la cocina vegetariana
no siempre es sana... no siempre hace adelgazar...
¡y puede dar sorpresas muy agradables!
- Una yuca de tamaño mediano
- 150 ml de nata vegetal + 50 ml de leche vegetal
- 50 g de margarina vegana
- 1 café ristretto (menos de media tacita con una medida generosa de café)
- 6 avellanas + 6 granos de pimienta negra + 15 pastillas de regaliz
- 6 gotas de Jugo Maggi
- zumo de limón
- sal
- Pela la yuca hasta llegar a la parte blanca, córtala en dos o tres trozos y cuécela en agua con sal y un chorrito de zumo de limón.
- Retírala cuando esté tierna y se empiece a abrir.
- Parte los trozos por la mitad a lo largo y quita la fibra dura del centro.
- Corta cada "cuña" de yuca en dos o tres partes y rehógalas lentamente en margarina, girándolas varias veces para que se impregnen por todos sus lados.
- Retíralas en cuanto se empiecen a dorar suavemente los bordes, no más porque se secan.
Preparación de la salsa (mientras se hace la yuca):
- Calienta la nata y la leche en un cacillo a temperatura baja.
- Muele en un molinillo 6 avellanas + 6 granos de pimienta negra + 15 pastillas de regaliz
- Incorpora a la nata esta molienda junto con el café, la sal y el Jugo Maggi.
- Cocina, removiendo a menudo, hasta que la salsa tome algo de color y se reduzca un poco. Tiene que quedar ligeramente densa pero líquida, si está muy espesa puedes añadir algo más de leche.
- Prueba la salsa: sabrá a café con leche pero cambiará al mezclarla con la yuca. El regaliz se debe sentir, no invadir pero sí percibirse claramente como retrogusto. Si no es así, añade alguna pastilla más. La intensidad del sabor varía con la calidad del producto, lo mejor es ir probando hasta encontrar el punto justo.
Emplatado:
- Pon una cantidad generosa de salsa en el fondo del plato, acomoda encima los trozos de yuca, échales un poco más de salsa y riega todo con la margarina sobrante. Termina con bastante pimienta negra recién molida y unas pastillas de regaliz.