¿Te has quedado sin pan o, mejor aún, estás en una cabaña en medio del bosque y la panadería te pilla lejos? ¿Te apetece un mimo calentito para el invierno? ¿Quieres jugar en la cocina con los peques o hacer soñar a tu alguien especial? Si contestas Sí al menos a una pregunta, estás necesitando hacer tortas de sartén.
- Para cuatro tortas, pon 250 g de harina común en un bol, añade 50 g de margarina, una pizca de sal y otra de bicarbonato. Mezcla bien y añade el agua necesaria para formar una bola tierna que no se pegue a las manos. Amásala hasta que esté suave y elástica.
- Déjala reposar un rato, tapada, para que no se seque. Si no tienes tiempo, sáltate este paso.
- Divide la masa en cuatro partes, estíralas un poco y déjalas reposar. Así se resignarán a su nueva forma y no se encogerán al cocinarlas. Si no tienes tiempo, omite también esta espera.
- Termina de estirar las tortas, pínchalas por todas partes y ásalas a fuego moderado en una sartén (mejor con revestimiento tipo piedra) o a la plancha, sin aceite ni nada. Dales varias vueltas hasta que estén doradas y no huelan a crudo.
La persistencia de la memoria
(de hecho, te quedará el recuerdo)
- A medida que las vayas haciendo, ponlas apiladas sobre una servilleta y cubiertas con un paño de cocina.
- Al mismo tiempo puedes hacer el relleno, este era un rehogado de espinacas con cebolla y ciruelas pasas.
- La próxima vez prueba a hacerlas más gruesitas, te saldrán unas focaccine ideales para tomarlas como pan. También puedes añadir sabores a la masa, por ejemplo un diente de ajo y romero fresco bien picaditos.
Y sí, puedes hacerlas con aceite, pero no tendrán la textura crujiente y esponjosa que les da la margarina. Yo hago la dieta de Miranda Kerr, la 80/20, ochenta por ciento de comida sana y veinte de antojos. ¡Y no sabes lo feliz que me hace ese 20 %!