Las verduras podrían ser el eslabón perdido entre el Imam Bayildi y el Confit Byaldi, del primero tienen los aromas del Bazar Egipcio y del segundo la textura que da la cocción al horno. Y la quinua las encierra en un cofre de perlitas para adornar la mesa al tiempo que alimentan y dan placer. Con lo que me ha costado escribir esto, lo menos que puedes hacer es probarlas.
Vamos a la receta, que es rápida y fácil, está buenísima y la puedes tomar caliente, templada o fresquita.
Las verduras
Corta en cubos de 1 cm: 1 berenjena, 1 calabacín, 1 cebolla, 1
pimiento rojo pequeño y 1 tomate maduro.
Sazona con: 1 diente
de ajo muy picado, sal, pimienta, jengibre en polvo, canela, mejorana y menta.
Ponlas en una fuente honda, riega con aceite, mezcla bien y hornea a temperatura media-alta hasta que las verduras estén hechas pero no blanditas (remueve a mitad de cocción).
Prueba la sazón y añade más condimentos sin miedo (cuida solamente la canela) para que queden muy sabrosas.
La quinua (quinoa)
He aprendido que se debe lavar bajo el agua del grifo para eliminar la saponina, que le da un sabor amargo. Tendrás que usar un colador grande y fino porque los granos son minúsculos.
Cuece 1 taza grande (250 ml) de quinua lavada en 3 tazas de agua con sal durante 15 minutos o un poco menos según gusto, sin tapar. Los granitos se deben hinchar y partir, dejando ver los bordes blancos perlados. Cuando estén en su punto se habrá consumido casi toda el agua, pero no los dejes pasar porque se harán una pasta y no "estallarán" al masticarlos.
Escurre bien y mezcla con 1 cucharada de margarina vegana.
La presentación (caliente)
Pon dos cucharadas de quinua en el fondo de un aro de emplatar, arriba dos cucharadas de verduras y cubre con otra cucharada de quinua.
Riega con un hilo de aceite y espolvorea con más canela y menta para que los aromas suban a la nariz ya antes de probar el plato, unas hojitas de tomillo fresco y unas hebras de azafrán.
O sírvela directamente en el plato, por ejemplo como ensalada.