Ya se siente el otoño en el estómago, el cuerpo pide calentito y nos descubrimos pensando en setas y castañas. Para abrir boca, te invito a probar un plato que abriga el cuerpo y el corazón, como hecho por una abuela de las de antes.
- Pica una cebolla, medio pimiento rojo y un pimiento verde pequeño. Rehógalos en aceite de oliva hasta que se ablanden.
- Añade 400 g de calabaza violín pelada y cortada en cubos, sazona con sal, pimienta y nuez moscada, remueve y deja que se tueste un poco.
- Vierte un caldo vegetal suave hasta casi cubrir y cocina con la cazuela semitapada hasta que la calabaza esté en su punto y el agua se haya reducido a la mitad.
- Añade perejil picado y vuélcalo todo en una fuente para horno.
- Reparte unos trocitos de queso vegano ahumado (en este caso Saturn de Divina Teresa) y ponlo en el horno bien caliente hasta que el queso se ablande sin fundirse por completo.
- Sírvelo espolvoreado con maíz frito machacado y acompañado con tomates a la plancha espolvoreados con chalota o cebolla seca y arroz con lentejas.
- Para hacer el arroz con lentejas: cuece las lentejas 10-15 minutos en agua con una cucharada de semillas de comino, añade el arroz y termina la cocción. Cuela si ha quedado agua y riega con un buen chorro de aceite de oliva virgen.
El maíz frito es muy popular en España como aperitivo (los socorridos kikos) pero también da mucho juego en la cocina. Van muy bien molidos en rellenos, enteros añadidos a guisos y de mil modos más. Los ahumados, además, comunican este sabor a toda la preparación.
Un plato completo y reconfortante