Una receta muy sencilla para el concurso Recuerdos de viaje
del blog La nuez moscada
del blog La nuez moscada
Participar en esta iniciativa ha sido muy gratificante, sentarnos con mi marido a recordar los platos que hemos tomado en otros lugares nos ha permitido evocar mucho más que comidas y volver a viajar con la mente. Os animo a ver las bases del concurso (picar en el banner Ricordi di Viaggio - Recuerdos de viaje en la columna de la derecha) y a participar, que todavía estáis a tiempo.
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Benedetta nos pide que aderecemos la receta con algún recuerdo no comestible, así que os cuento la pequeña anécdota de las alcachofas.
Hora de comer, acalorados, hambrientos y cansados después de caminar toda la mañana. Demasiado lejos del hotel y de la zona de restaurantes, nos ponemos un límite: cien metros o un taxi. Y a pocos pasos, justo debajo de una pata del puente de Gálata, descubrimos un fast food.
¿Un fast food? Tendrán solo hamburguesas o, en el mejor de los casos, una ensalada triste como las de McDonald's...Nos resignamos a entrar y, oh, maravilla, ¡había varios platos vegetarianos! Con las bandejas cargadas y ya en la caja, se me van los ojos a otro rincón y descubro unas alcachofas la mar de chulas, erguidas y orgullosas como soldaditos.
Señalo, hago gesto de dos aquí y dos acá y confirmo con la cabeza, las alcachofas se suman a las bandeja.Aire acondicionado, ambiente sereno sin turistas (porque hay que ver cómo nos molestan los turistas a los turistas) y una comida sana y deliciosa, justo lo que necesitábamos para reponernos y seguir andando.
Y una sorpresa final: cuando llegamos al hotel se nos ocurrió mirar el ticket y vimos que no nos habían cobrado las alcachofas. Espero volver pronto a Estambul, y no solamente para pagarlas.
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Basándome en el sabor que recordaba, busqué en Internet y adapté esta receta y esta otra. No me han quedado igual de bonitas, un poco porque las alcachofas eran de cámara y un mucho porque no tengo la habilidad de los cocineros turcos para tornearlas, pero las próximas saldrán mejor.
Para darles la forma característica:
- Elegir alcachofas frescas de tallo largo.
- Arrancarles las hojas hasta que aparezca la "cintura" y la parte globosa más cercana al tallo sea amarilla y no verde.
- Con un cuchillito afilado, pelar el tallo desde la punta y quitar los sobrantes del cuello (frotarlas a menudo con un limón partido).
- Rebanarlas por la cintura, quitarles la pelusa si la tienen y dejarlas en agua con limón aplastadas con un plato para que no se oscurezcan.
La cocción:
- Poner a hervir tres litros de agua.
- Echar 4-6 alcachofas, 1 zanahoria mediana en rodajas, 1 cebolla mediana en tiras gruesas, 1/2 puerro en rodajas anchas y eneldo fresco o seco.
- Mezclar en un cuenco 50 g de harina + 1 cucharada de azúcar + 1 cucharada rasa de sal + el zumo de tres limones grandes + un chorro de aceite de oliva. Batir para que no queden grumos y añadirlo a la olla.
- Cocer 30 minutos tapado, añadir 100 g de guisantes frescos o congelados y cocinar 10 minutos más.